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La revista de Consiliarios y acompañantes de la JOC.
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Campaña 2022-2024 JOC

Daniel Antón

Daniel Antón

 

 Daniel Antón tiene 22 años, es militante de la JOC de Zaragoza. Ha estado un año en México terminando la carrera de Física.

 

Nombre, apellidos, edad.

Daniel Antón Galindo, 22 años.

¿A qué te dedicas? ¿Qué y dónde estudias?

Estoy terminando Física en la Universidad de Zaragoza.

¿Cómo y cuándo conociste la JOC?

Mis padres fueron de la JAC (Jóvenes de Acción Católica) en su juventud por lo que he estado en contacto con movimientos similares desde pequeño, pero fueron Raúl e Iñaki, mis acompañantes en el grupo de confirmación al que iba, los que me invitaron por primera vez a una convivencia de la JOC y los que me animaron a participar cada vez más.

¿Qué destacas de la JOC?

Veo en la JOC un movimiento capaz de transformar radicalmente a las personas, y eso lo aprecio mucho. Destaco su forma de acercarse a los jóvenes, escuchando siempre y educando en valores con la experiencia y el diálogo, sin dar sermones.

Cuéntanos alguna acción jocista en la que hayas participado.

Hace un par de años, organizamos una acción para la campaña “Luchemos el presente para ganar el futuro” en la que colocamos por diferentes puntos de Zaragoza pequeñas cartulinas con frases que inspiraran a la reflexión. Fue una acción original que llamó la atención a la gente.

¿Opinas que la JOC influye en tus decisiones? ¿Cómo?

La JOC me ha enseñado a escuchar y a valorar a todo el mundo. Creo que eso lo tengo muy en cuenta a la hora de relacionarme con la gente, además de que la JOC me recuerda siempre que tengo que dedicar mi vida a los demás, comprometerme con la sociedad.

Durante el curso pasado has estado un año de intercambio en México. ¿Por qué decidiste un país como México?

Yo quería vivir la experiencia de irme de intercambio porque nunca había vivido fuera de la casa de mis padres, pero no encontraba ningún país de Europa que me llamara realmente. Tenía muchas ganas de conocer una cultura realmente diferente, y en concreto Latinoamérica me llamaba muchísimo así que decidí que era mi oportunidad para viajar allá, ahora que podía conseguirlo con una beca. Lo de ir concretamente a México fue más una casualidad, ya que sólo tenía dos destinos posibles con mi carrera en toda América Latina.

¿Viste un gran choque cultural cuando llegaste a México?

La verdad, cuando llegué me esperaba un contraste más grande del que encontré, pero es que México es un país increíble con todos los extremos que te puedas imaginar. La primera imagen de las ciudades es muy gringa: centros comerciales, tiendas 24 horas, comida rápida… Pero todo esto convive con vendedores ambulantes, comida en las calles y tradiciones. Y luego cuando vas a ciertos barrios o pueblos, a las comunidades indígenas… Ahí descubres otro mundo. Con otra forma de relacionarse, de vivir con la naturaleza…

El choque más grande lo noté cuando volví a España, porque crees que vas a un país que conoces pero de repente todo es extraño porque tú has cambiado mucho. Todo el mundo se queja todo el rato y la gente parece estar enfadada al hablar. Creo que deberíamos aprender mucho de la adaptación y el optimismo mexicanos.

¿Cómo te viste acogido?

En general, me sentí muy acogido por la gente de mi clase y otra gente que conocí, pero incluso cuando vas por la calle y te ven perdido, se te acerca cualquier persona de la calle y te pregunta a dónde quieres ir y hasta te acompaña.

Luego en cambio, existe un cierto resquemor hacia los españoles que aún sigue presente desde la Conquista. Desde pequeñas bromas hasta gente que te culpabiliza de lo que hicieron tus compatriotas hace 500 años. Es algo que por primera vez me hizo sentirme rechazado o señalado por mi país de origen en alguna ocasión y no es una buena experiencia. Pero también te hace darte cuenta de que es algo que cambió radicalmente su historia y de lo que no se nos habla casi en España, y nunca desde su punto de vista.

¿Cómo te sentiste al tener que acostumbrarte a sus tradiciones?

La verdad no fue nada difícil porque el modo de vida de un estudiante en una ciudad de allá es muy parecido al de aquí. Y me gustó mucho vivir ciertas fechas tradicionales como el grito de la independencia, el día de muertos, la virgen de Guadalupe…

¿Cuál es su trato con las personas de otras culturas?

En general, son gente muy amable y que trata a los de fuera con mucho respeto y curiosidad, porque no hay tanta presencia de extranjeros como en Europa, por ejemplo. Aun así, el turismo ha hecho mucho daño en algunas zonas antes muy pobres, donde ahora ven al extranjero como una fuente de dinero. Esto crea que cuando vas ahí, intenten siempre cobrarte de más o engañarte, además de crear un ambiente de competitividad entre la gente de los pueblos. Esto lo vi mucho cuando viajé a Guatemala estando ahí.

 ¿Ven la multiculturalidad como un peligro o como riqueza? 

En todo el tiempo que estuve ahí no escuché ningún comentario despectivo con otra cultura, y suelen apreciar mucho todo lo diferente. Pero por otro lado, existen voces críticas contra el imperialismo cultural gringo, que está haciendo desaparecer cada vez más la cultura tradicional indígena.

 Y tú? ¿Cómo vives la multiculturalidad?

Yo personalmente he vivido la experiencia como un crecimiento personal increíble. Cuando conoces diferentes maneras de actuar, de ver las cosas, de repente te sientes con una visión privilegiada, con más perspectiva. Es una maravilla poder conocer varias culturas, porque así puedes aprender lo mejor de cada una.

 Como sociedad, como jóvenes... ¿cómo podemos avanzar en este sentido?

Creo que es imprescindible que entremos en contacto con otras culturas, porque nos hace crecer como personas a nosotros y a los demás. Si se tiene la oportunidad de vivir una temporada fuera, genial, pero también tenemos que aprovechar lo que tenemos. Afortunadamente, hay inmigrantes de muchas partes del mundo en España pero casi no existe un diálogo con y entre ellos. Debemos promoverlo porque si empezamos a vivir la experiencia de la multiculturalidad y a ver sus beneficios, la intolerancia desaparecerá sola.

 ¿Qué es lo que más te ha sorprendido durante tu estancia estudiando allí?

El ritmo mexicano quizá sea lo más impactante para alguien de fuera (el “ahorita” eterno, el hacer todo tarde sistemáticamente…), aunque por suerte yo siempre he sido un poco lento y no fue tan duro para mí jeje ¡Lo peor es al volver, porque va todo muy rápido!

 ¿Quieres añadir algo más?

También es gracioso descubrir los clichés que tienen sobre los europeos: que todos somos ricos, que somos muy aburridos, que no existe la corrupción, que hace mucho frío… y les sorprende descubrir que Europa es muy diferente de un sitio a otro.

 

Entrevistas
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