Luchemos el presente para ... (2014/16)
La Juventud Obrera Cristiana (JOC) empezamos hace dos años la Campaña "LUCHEMOS EL PRESENTE PARA GANAR EL FUTURO” (2014/2016). Esta Campaña surgió como resultado de una reflexión de todo el movimiento sobre la realidad de las/os jóvenes, contemplando nuestras vidas y las vidas de aquellas/os jóvenes que nos rodean. Durante la duración de la Campaña, hemos prestado atención a lo que nosotras/os mismas/os vivimos y hemos estado atentas/os a otras/os jóvenes de nuestro ambiente. Hemos desarrollado diferentes acciones en más de 15 ciudades. Una de ellas fue un acto simultáneo de difusión y reivindicación en diferentes lugares.
En la primera etapa de la Campaña, estuvimos haciéndonos conscientes de cuál es la realidad que estamos viviendo, y contemplando los testimonios de otras/os jóvenes. Lo hicimos a través de encuestas y entrevistas personales, testimonios de lo que estábamos viviendo, a través de la escucha, de hacer reflexionar a otras/os jóvenes... En esta etapa descubrimos estas claves:
Encontramos una grave inestabilidad vital, tanto en nosotras/os como en las/os jóvenes que nos rodean. Nos cuesta encontrar un camino de luz dentro de toda esta dura realidad que estamos viviendo.
Las/os jóvenes nos encontramos perdidas/os ante tanta incertidumbre. Nos cuesta ver un presente más allá y sentimos impotencia por ello: ni valgo, ni puedo, ni me dejan. Esto nos roba la esperanza y provoca una preocupante falta de perspectivas de futuro.
El trabajo no es un derecho, es un privilegio precarizado. Encontramos trabajos precarios, temporales, no acordes a la formación y capacidades desarrolladas de la persona. El trabajo precario y el desempleo machacan nuestra dignidad y provocan desesperanza. Como dice el Papa Francisco, “sois una generación que no tiene la experiencia de la dignidad generada por el trabajo”.
Además, el trabajo no es el único ámbito que nos crea incertidumbre. Los últimos años han sido muy duros en la pérdida de derechos sociales, siendo las y los jóvenes uno de los colectivos más vulnerables. Constatamos que la educación se ha mercantilizado a través de la subida de tasas y de las leyes educativas, el tardío acceso a la vivienda dificulta nuestros procesos vitales, no encontramos un ocio alternativo, y a menudo nos vemos obligados a emigrar.