"Cuando llegó el día séptimo, Dios había terminado su obra, y descansó
el día séptimo de todo lo que había hecho. Bendijo Dios el día séptimo…"
(Gn 2, 2-3). Dios creó el sábado para que pudiéramos renacer personas
nuevas. Dios bendijo el sábado para enriquecer la vida, valorar la
vida, reflexionar la vida, engendrar vida con alma. El sábado es para descansar
en el Dios de la vida, una oportunidad para comenzar de nuevo,
para vivir y dar culto a lo que lo merece y desechar del centro de nuestra
alma lo que no lo merece.
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