Esperanza. Ante la difícil e injusta situación de desempleo, paro juvenil, precariedad laboral, recortes sociales, privatización de servicios públicos, rescates bancarios... que suman para muchas personas razones más que suficientes para entrar en la desesperación y el derrotismo, la esperanza la componen aquellos compromisos que aportan luz, aquellas personas que trabajan por la dignidad. Para quienes creemos en Jesús de Nazaret y en su Proyecto, son razones para seguir luchando desde abajo para construir un mundo mejor, un mundo más humano. "Porque en esperanza hemos sido salvados, pero la esperanza que se ve no es esperanza, ¿por qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con perseverancia lo aguardamos." (Romanos 8, 24-25). Este texto del Evangelio nos recuerda que la esperanza no es una actitud pasiva, sino que hay que esperar con perseverancia, siendo parte del cambio que queremos ver. Desde la Juventud Obrera Cristiana (JOC) creemos en una esperanza activa y participativa basada en el conocimiento de nuestra realidad más cercana y en el compromiso concreto de cambiar lo que vemos injusto.
Afortunadamente son muchas las asociaciones, plataformas y movimientos que comparten esta manera de vivir la realidad y colaboran en esta transformación. Que están poniendo rostro a los problemas sociales, haciéndolos visibles y ejerciendo presión para que formen parte de una agenda política que olvida a las personas, en especial a las que peor lo están pasando. Están apostando porque la ciudadanía sea protagonista y participe, tanto en la toma de decisiones como en las protestas para expresar su desacuerdo frente a las medidas y reformas que se vienen tomando, en las cuales, las personas y familias con más dificultades, estan ocupando el último de los escalones.
Se están despertando muchas conciencias, cada vez más gente decide formar parte de estructuras ya existentes o crear otras nuevas para defender la sanidad universal y gratuita, la educación pública y de calidad, el derecho a una vivienda digna, los derechos de las y lo trabajadores...
Como militantes cristianos y cristianas estamos llamados a formar parte activa de la sociedad, para llevar la voz de los últimos y olvidados, para hacer presentes a los preferidos de Dios, los mismos de los que el sistema quiere librarse.
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