Juventud Obrera Cristiana - Nº 22. Agosto 2014

Revista "Juventud Obrera"

Nº 22. Agosto 2014

Created by: JOC

El desplazamiento de seres humanos cambiando su lugar de residencia ha estado presente en todas las épocas de la historia. La principal razón de los movimientos migratorios "voluntarios" la seguimos encontrando en lo laboral y formativo, en la búsqueda de mejores oportunidades para construir una vida digna. Tener que desplazarse para ganar el sustento ha sido una constante de la clase obrera sea cual sea su origen.

Otras causas de la inmigración y que hoy no podemos ni debemos olvidar son la violencia estructural y las guerras, de las que en muchas ocasiones los países desarrollados hemos tomado parte, interviniendo en los conflictos, vendiendo armamento, etc.

Echando la vista atrás podemos observar cómo en España durante la época de expansión económica, a los inmigrantes no solo les abrimos las puertas sino que se elaboraron políticas de llamamiento porque se buscaba mano de obra barata, ocupar trabajos que ya apenas ocupábamos, rejuvenecer la población..., y sin embargo ahora, cuando su presencia choca con nuestros intereses, vemos cómo se les cierra las puertas.

Esta visión economicista de la persona lleva a tratar la clase obrera inmigrante con utilitarismo, es decir, como un recurso más a la disposición de la producción, priorizando el capital y lo económico frente a la persona.

Así, actualmente, en una situación de crisis, elevado paro y más precariedad, en la Unión Europea vuelve a estar de moda la política migratoria que pone el acento en el control de las fronteras mediante duras y costosas medidas; en nuestro país, podemos escuchar cuestiones tan sangrantes como la valla de Melilla y sus concertinas (vallas cortantes), que están hiriendo de gravedad a aquellas personas que intentan traspasarla. O de los CIES (Centros de Internamiento de Extranjeros), que se constituyen como prisiones pero peores, se caracterizan por su opacidad en el funcionamiento y por la falta asistencia legal y sanitaria. Allí se les trata como delincuentes cuando la mayoría está simplemente por no tener la documentación en regla.

Estas actuaciones chocan directamente con el evangelio, tal y como lo expresó el Papa Francisco para la Jorada Mundia de las Migraciones: «seamos los primeros en verlo y ayudemos a los otros a ver en el emigrante y en el refugiado no solo un problema que debe ser afrontado, sino un hermano y una hermana que deben ser acogidos, respetados y amados, una ocasión que la Providencia nos ofrece para contribuir a la construcción de una sociedad más justa, una democracia más plena, un país más solidario, un mundo más fraterno y una comunidad cristiana más abierta, de acuerdo con el Evangelio»

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