Juventud Obrera Cristiana - Cristina

Cristina

"El consumo responsable es una maravillosa militancia diaria, ¡y de mucho impacto!"

Cristina es militante de la JOC de Zaragoza. Trabaja desde hace 5 años en la Red de Economía Alternativa y Solidaria de Aragón, formada por entidades y cooperativas que entienden la economía como un medio al servicio de la mejora de la vida de las personas, de la comunidad y del medio ambiente.

- Personalmente ¿cómo vives tú la economía? Lo primero, es que no me considero un ejemplo, ni un referente, y vivo incoherencias personales y del sistema, como todas. Personalmente, lo que más me ayuda a vivir mi economía es compartirla con el equipo en el plan de vida, hacer los presupuestos del cuadernito de “la revolución económica” de la JOC, “las cuentas de la abeja” de los econoplastas, o excels que compartimos y quedamos a hacer juntas en el equipo, las RVO del equipo sobre economía. Por mi trabajo, es verdad que tengo acceso a mucha información de iniciativas que promueven que otra economía es posible: tiendas de comercio justo, un supermercado cooperativo, e incluso una biblioteca de ropa que existe en Zaragoza. También he sido usuaria de cestas de verdura de agricultura ecológica, socia de Mercado Social y de alternativas a la propiedad en la vivienda (modelo de vivienda en cesión de uso).

- ¿Cómo y por qué decidiste llevar un estilo de vida responsable con la casa común? Me enseñó la JOC y lo decidí porque el estilo de vida de Jesús coincide con una economía solidaria ligada a comunidad. Esto no solo es consumo responsable, también es compartir lo que tenemos, reutilizar y no acumular cosas, conocimientos… consiste en entrar en una lógica de decrecer para ser más y no para tener o hacer más. Tengo muchas referentes en la JOC en cuanto a economía, pues ha sido mi escuela y siempre ha sido un tema que hablar y cuestionarnos. Actualmente participo de un espacio de reflexión-acción de economía crítica con otros jóvenes de la facultad de economía (mi equipo de acción). Es importante tener espacios en los que hablar de economía-comunidad. También me ha servido mucho leer a Yayo Herrero, María Mies... y participar de Economistas Sin Fronteras en Madrid. Si la gestión de nuestra Casa/Madre Tierra es común, no deberíamos vivir y aprender un modelo de gestión egoísta e individualista de la economía. El lema Ubuntu, “yo soy, porque otros son” y la filosofía del Buen Vivir inciden en que no podemos vivir bien si nuestro modelo de producción y consumo actual del Norte se fundamenta en que en el Sur se viva mal, se expolie, se explote, se asesine y se normalice la desigualdad...

- ¿Qué dificultades tenemos los jóvenes para llevar una economía alternativa? Nuestras economías precarias nos hacen acudir y valorar sólo lo más barato, que en mi barrio es tomar algo en McDonald como modelo de ocio (ahí es donde están todos los jóvenes obreros). También a veces detrás del consumismo hay una justificación de “me lo merezco”, que busca aliviar problemas, falsas necesidades, precarizaciones… Esto no pasa porque sí, nos da vergüenza, pero tenemos el capitalismo muy metido dentro, no hemos conocido otro sistema económico y nos parece incuestionable y lo normalizamos. Solemos asociar economía a dinero -que es un medio-, pero hacer economía es hacer opciones, compartir recursos, plantear alternativas a la acumulación y a la autosuficiencia. El trabajo reproductivo, el cuidado, el dedicar tiempo a los demás, eso también es hacer economía aunque no cuente en el PIB.

- ¿Crees que llevar un consumo responsable te ayuda día a día en tu militancia? Claro que sí. Para mí fueron muy importantes, tanto la campaña konsumumuxu, como los campamentos sobre ecología. El consumo responsable es una maravillosa militancia diaria, ¡y de mucho impacto! Es triste, pero tengo la impresión de que como consumidores se nos escucha más que como ciudadanía. Así que, haz economía y no dejes que te la hagan. Y acuérdate, eso sí, de hacer economía colectiva, política y comunitaria, pues últimamente se pone el foco en cambiar nuestras pequeñas acciones individuales, sin cuestionar cambios estructurales de sistema económico. El capitalismo no funciona, la vida es otra cosa. “Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción, y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”. Eduardo Galeano

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