Juventud Obrera Cristiana - Luismi

Luismi

"La educación sexual represiva puede tener un impacto negativo, también en la salud mental"

Lo primero que siempre preguntamos: Cuéntanos sobre tí ¿A qué te dedicas?
Actualmente me dedico como geógrado a geolocalizar contadores de agua de riego, pero también he trabajado de promotor de igualdad de género o repartiendo propaganda electoral. Además, en mi tiempo libre realizo voluntariado en una ONG juvenil y estudio un máster en la universidad.

¿Cómo viviste la responsabiliad en una asociación cristiana que trabajaba la temática LGBT, siendo incluso parte del colectivo?
Mi responsabilidad como vocal de espirtualidad fue bonita, aunque no siempre podía aportar temas o actividades al resto de la asociación ya que la mayoría eran personas ateas o agnósticas, por diferentes motivos, ya sean personales o por los estigmas que ha habido desde las instituciones religiosas hacia el colectivo LGTBI. Por otro lado, con el grupo de espiritualidad, dónde éramos mayoría de personas católicas hombres cisgays, me sentí muy bien por las diferentes actividades que hacíamos: leíamos el evangelio del día comentándolo con una perspectiva LGTBI,hablábamos de la relación con nuestra espiritualidad y rezábamos, invitábamos a personas como pueden ser curas católicos, asistíamos a reuniones con otras organizaciones cristianas...

¿Cómo son los modelos o valores que nos ofrecen la sociedad y la iglesia con respecto a la sexualidad, y qué impacto crees que puede tener esto en los jóvenes?
Por un lado, dependiendo de por dónde te muevas en la Iglesia, pueden haber diferentes valores, pero lo que tradicionalmente se ha mostrado por parte del lado más conservador, es el concepto
de sexualidad como vía para la reproducción únicamente, y lo que se salga de ahí es pecado. Este tipo de educación sexual represiva. Y por otro lado, la sociedad en general, hipersexualiza a las
mujeres, nos educa sexualmente a través del porno, y hace ver que cuerpos que no sean normativos tienen menos derechos a una sexualidad plena. Todo esto puede tener un impacto negativo en
personas jóvenes, no solamente en su salud sexual, sino también y sobre todo en su salud mental.

¿Cómo has vivido el desarrollo de tu orientación sexual habiendo estado siempre muy ligado a la iglesia y a asociaciones cristianas?
En un principio, cuando empecé a descubrir mi sexualidad fue algo chocante. Más tarde, en el grupo joven de mi segunda parroquia sentía la culpa y vergüenza sobre mí y mis actos. Antes de llegar a los 18 años, decidí que no podría más con aquella situación y me alejé de la parroquia porque no sentía que fuese un lugar seguro para mí. Volvieron a pasar unos años y conocí a diferentes personas en dicha asociación que eran cristianas y que en algún momento habían tenido un grupo espiritual, por lo que les animé para volver a montarlo. Hecho que me ayudó tanto para combinar ambas partes de mi vida como para asistir a diferentes actividades juveniles organizadas por mi Obispado, que aunque en ese espacio tenía que ocultar de nuevo mi sexualidad,
ya era diferente porque tenía más confianza en mí y ese sentimiento de culpa ya no era tan poderoso como lo había sido con anterioridad.

¿Que acciones se realizan en la asociación de la que formas parte?
Primeramente, es relevante tener interés o sensibilidad sobre el tema, ya sea porque afecta directamente al grupo o no. Después, trataría de buscar alguna asociación religiosa con temática LGTBI. Por otro lado, continuar con el trabajo que han realizado en diferentes tiempos y lugares desde las JOC como espacio seguro para las personas del colectivo LGTBI y otras disidencias. Y cuantas más acciones se nos puedan ocurrir en comunidad con la premisa del amor a las personas tal y como son.

 

 

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