Congreso de Vocaciones Febrero 2025
- 10 Febrero 2025
Intervención Francho Gracia JOC
Buenos días a todas las personas presentes en este Taller, Voy a recoger el testimonio de varias personas jóvenes que están hoy en la JOC y que hablan de un proceso de vocación, y voy a hilarlo con una reflexión, suscitada en la preparación de este consejo. Ya que, en el documento de reflexión previo hacia este Consejo se habla de la crucialidad del discernimiento vocacional entre las personas jóvenes. Quiero empezar recordando precisamente la primera Bienaventuranza que enuncia Jesús: “Bienaventurados los pobres de espíritu”, que pienso que no es casualidad que sea la primera, y que creo que marca una línea de atención que pretendo mostrar hoy.
Espero por lo tanto, resumir una experiencia de la vocación que se desarrolla entre las personas jóvenes; que se desarrolla en estos ambientes del trabajo (que no son nada especial ni distante, si no algo que está aquí cerca y tiene lugar hoy también), y que, uno de los productos que va a resultar es personas cristianas comprometidas en sus vidas, en sus ambientes cotidianos. Algo que diría que está alineado con el sentido de este Congreso, ese “Soy llamado”
Yo no sé si las personas presentes en este taller han estado alguna vez en un ambiente juvenil popular. Insisto en “popular”: me refiero a un instituto, una universidad pública, un parque, una peña juvenil en un pueblo, un bar o una discoteca, un chat en internet, una red social... Son sitios en los que hay mucha vida, donde hay personas jóvenes que van escribiendo e interpretando compases de su desarrollo vital. Además, estos ambientes y sitios no son a menudo sitios en los que veamos a la Iglesia acercarse, o al menos parece que no lo hace de una forma concreta y organizada.
Una pequeña mirada a la historia: Nuestro movimiento, la Juventud Obrera Cristiana es fundada exactamente ahora hace 100 años de Bélgica, y surge de la inquietud de nuestro fundador, el sacerdote belga Joseph Cardijn, al ver cómo las personas jóvenes de las poblaciones obreras de Bélgica se encontraban en una enorme situación de indignidad, y cómo el diseño un plan educativo y un movimiento de protagonismo juvenil en el que las personas jóvenes recobraban conciencia de ser valiosas y queridas, algo que se sintetiza en un lema que repetimos mucho: “Un joven trabajador vale más que todo el oro del mundo, porque es hijo de dios”.
Esto nos suena a algo que pasa hoy en día, ¿no? Efectivamente, estamos llamados a estar allí, en esos ambientes juveniles populares. A presentar el ejemplo de Jesús, y a llevar esta pregunta por la vocación ¿a qué te sientes llamado?
Un poquito de mi experiencia, tanto como joven y cómo acompañante o militante experimentado, es que el desarrollo de la vocación se observa en cámara lenta, y se observa mejor con cierta perspectiva temporal... no son chispazos rápidos, aunque alguna vez sí que te dan, pero no siempre es así. Esto es lo que llamamos la pastoral de procesos, y algunos testimonios de personas jóvenes nos hablan de ello:
En un campamento al que fui el año pasado, conocí a un sacerdote jovencísimo, que estaba pasando su primer año recién ordenado en un pueblo de La Mancha. Le pregunté por cómo él había descubierto su vocación sacerdotal, y me dijo: “pues poco a poco”. No hay un momento concreto, no hay un fogonazo, hay un camino lleno de síes, de un proceso de escucha, y de confianza en el Padre. Pues esa es un poco la experiencia que tenemos en nuestro movimiento también, de procesos lentos, confiados y pacientes. Yo, soy de los que creo que la llamada del Padre es una llamada fuerte, sólida... y es difícil, ya no detectarla, si no acogerla y hacerla propia en el mundo dentro la cultura actual donde hay tantas tiranteces hacia vivir más individualista y superficialmente.